¿Cómo no saber nada de Turismo de Aventura y sobrevivir en el intento?

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¿Cómo no saber nada de Turismo de Aventura y sobrevivir en el intento?
Mariana Gutiérrez R.. Septiembre 23 de 2005

Si usted es de esas personas que preferiría pasar los fines de semana de su cama al cine, del cine a un café, del café a la comida, de ahí a la rumba y viceversa por el resto de su vida, esta información le puede ser útil.

El “boom” del turismo de aventura está abierto a satisfacer cualquier necesidad. No se preocupe. Para iniciarse en los deportes extremos no es necesario ser un profesional, sólo necesita llegar con la mentalidad de uno. En menos de 72 horas, a lo ancho y largo del país, podrá escalar montañas, bajar 90 metros atado a una cuerda entre agua y rocas, explorar el silencio de las cuevas, conocer vegetación digna de alguna superproducción hollywoodense y sobrevolar cascadas escondidas. El lunes siguiente, esa famosa conversación de pasillo del “¿Qué hizo ayer?” adquirirá otra dimension.

Tome por ejemplo el plan propuesto por Tierra de Aventura en San Gil, Santander. A cuatro horas de viaje en carro desde Bogotá, con un clima parecido a aquel atribuido por la National Geographic a Anapoima hace muchos años, aparece una pequeña ciudad donde su fin de semana se verá dividido en tres actividades diarias que incluyen rafting, rappel, parapente, ecoturismo y cuevas.

Antes de subirse al carro deje atrás el maletín, el celular, el maquillaje y las sandalias. Llegará a un hotel modesto, sin lujos pero extremadamente cómodo. Sus tres comidas están incluídas en el paquete y cada una es más sustanciosa que la otra. Póngase tennis y ropa que pueda enredar, romper y remendar.

El primer día conocerá a su(s) guía(s), gente oriunda del departamento, conocedores por experiencia y dotados de fuertes dosis de paciencia. El primer viaje lo hará a la cascada Los Mellizos, donde deberá escalar la difícil montaña hasta alcanzar su cima: un escondite natural de agua manantial que deberá atravesar con una soga para sumergirse en las heladas reservas de la cascada, una espectacular piscina natural formada por la caída del agua.

Una vez haya descendido, irá directamente a las aguas del Río Negro para hacer Rafting en sus rápidos de nivel 4, tenga en cuenta que la escala va de 1 a 6, lo que quiere decir que estos son bastante fuertes. Ahí navegará por un trecho de 8 kilómetros en un bote con capacidad para 6 personas. Y si se siente como todo un explorador, después de los rápidos puede lanzarse al agua y nadar hasta el Parque del Gallineral, donde podrá descansar mientras admira plantas y flores. Ya la tarde se acaba y usted está acabado. A dormir porque mañana es pesado.

Despertarse a las siete de la mañana es tarde. Junto con usted van, por lo menos, cuatro grupos más con mayor número de “excursionistas”. El rappel, técnica usada para bajar con cuerdas desde una montaña, lo hará pensar dos veces si está dispuesto a bajar entre rocas, vacíos y agua. Son 90 metros sin ningún tipo de apoyo más allá del guía, un arnés y un toque de fe. Actividad enmarcada por un hermoso paseo por la montaña que los expertos llaman “catonismo”.

Dependiendo del viento, usted podrá seguir su viaje con un espectacular vuelo en parapente o ultraliviano. Y para rematar, como si no hubiera tenido suficiente, después de almuerzo hará la visita a La Cueva del Indio en la que se entra por medio de una tarabita de 16 metros y se sale por una increíble cascada de agua que desemboca en un constante arco iris. En el medio, estalactitas, estalagmitas y tres diferentes razas de murciélagos. Ya exhausto, encontrará comida caliente y una cama esperándolo para dejarlo nuevo.

Tenga en cuenta que las actividades van a estar condicionadas por el clima. Si hay lluvia el nivel del agua aumentará y así lo harán las cascadas, los ríos y la fuerza de estos. Contar con la lluvia es, para los más aficionados, la mejor manera de hacer niveles básico e intermedio de deporte extremo en uno.

Cuando todo se termine y al final del día quiera rematar con las formas propias de la región, dé una vuelta por San Gil, baile vallenatos en la plaza central, tome algo en uno de los bares característicos o haga un viaje-fuga a la ciudad patrimonio de la humanidad, Barichara.

Cualquier cosa puede ser excusa para salir de su casa un fin de semana. Aunque no lo tome como algo para practicarlo constantemente, los deportes extremos no dan cabida a la monotonía. Consiga un grupo de amigos, organice un viaje y el lunes acuérdese de las 72 horas en que sintió que desafiaba a la naturaleza. Tenga en cuenta que con los deportes de aventura sólo hay algo seguro: en la vida no hay gente aburrida sino planes malos.

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