Las Huellas de Buda, ahora en Bogotá

Una colección de reliquias sagradas del Buda y de otros 35 maestros budistas, que está recorriendo el mundo por instrucciones del Dalai Lama -la máxima autoridad de esta confesión-, podrá apreciarse hasta el domingo 14 de febrero.

Las reliquias, que tienen apariencia de cristales, perlas y piedras preciosas, fueron encontradas entre las cenizas del gran Buda (Shakyamuni) y de sus más importantes discípulos, como Shariputra, Ananda y Maudgalyana, y datan de hace más de dos mil años.

Los vestigios serán expuestos dentro de vitrinas que rodean una estatua dorada del tamaño natural del Buda Maitreya.

De acuerdo con las escrituras de este credo, Maitreya será el próximo Buda, que vendrá al mundo a traer enseñanzas de bondad.

Cristian Covan, brasileño que custodia la colección, explica que la muestra no va dirigida únicamente a los practicantes del budismo. "No se trata de un asunto de religión, sino de los valores universales que dejaron el Buda y sus discípulos sobre amor y paz". Agrega que las reliquias guardan una gran energía espiritual.

"Mientras algunos se sienten inspirados a rezar por la paz del mundo y por el desarrollo de su sabiduría interior, otros pueden experimentar sensaciones de amor y bondad", dice Olga Lucía Sierra, directora del Centro de Meditación Budista Yamantaka.

Esta muestra, que puede ser apreciada sin ningún costo en las instalaciones de la Universidad del Rosario, busca también llevar el mensaje del significado de la muerte en la religión budista: que no es el final de la vida.

Los budistas creen en la reencarnación, que depende de los actos y los comportamientos. "El cuerpo se muere pero la mente continúa, y eso depende de las acciones del pasado. Si son buenas, así podrá ser nuestra próxima vida", dice Cristian Covan.

Una muestra que ha recorrido el Mundo

La muestra está abierta al público desde mañana, de 9 a.m. a 7 p.m., en el Palacio de San Francisco, avenida Jiménez con carrera 7a. Entrada libre. La inauguración es hoy, a las 7 p.m.

Desde el 2001 la exposición ha recorrido 51 países y distintos escenarios, incluidos cárceles.

Según los organizadores, no hay un argumento científico que explique cómo las cenizas de los maestros adquirieron su actual forma (cristales y piedras preciosas).