La Piedra del Peñol

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La Piedra del Peñol
Enero 11 de 2010 - Héctor Ocampo. Travel Blogger

Iniciamos nuestro recorrido con toda la ilusión de recordar los momentos vividos en 1990, cuando visitamos por primera vez la Piedra del Peñol, en el municipio de Guatapé, cuando apenas terminábamos nuestros estudios primarios.

Salimos desde el municipio de Sabaneta a las 12:15 pm, con la firme intensión de ascender a la piedra y almorzar una deliciosa trucha junto al embalse del peñol. Tomamos entonces la Autopista Sur hasta adelante del Centro de Espectáculos La Macarena, donde tomamos la Autopista Norte que conduce a la ciudad de Bogotá.

Luego de 27,6 km y cerca de media hora de viaje, encontramos el único peaje del trayecto que tiene un costo de $7,700 (4 dólares) y que se halla a menos de 7 kilómetros del Túnel. Tres kilómetros adelante, el Alto de la Virgen, a 2.155 msnm. Tras haber realizado el ascenso, empezamos a visualizar a los costados de la carretera algunos municipios como Guarne y Marinilla, así como los desvíos hacia Rionegro.

Cuando completábamos casi 90 minutos de viaje, ingresamos a El Peñol, municipio bastante colorido por la época de navidad y en cuya entrada se puede divisar la Fénix de América y una torre de piedra. Promediando el kilómetro 85, vimos por primera vez la famosa Piedra del Peñol y en su cima el pequeño mirador.

Decidimos entonces tomar fuerzas antes de subir los 649 escalones que nos separaban de una de las mejores vistas panorámicas del mundo, así que nos dirigimos al estadero El Turista, ubicado en uno de los extremos del puente vehicular más largo del recorrido, a pocos metros de la puerta de ascenso vehicular a la montaña.

Ya satisfechos y con la energía suministrada por una buena trucha a orillas del embalse, subimos por la montaña para pagar $ 3.000 (1,5 dólares) de parqueadero y $ 7.000 (3,5 dólares) por persona para acceder a los escalones. Y vaya que se necesitan energías, pues son 649 escalones bastante angostos y con poco lugar para el descanso, pues se bloquea el paso a los demás visitantes.

Arriba la satisfacción es inigualable. Decenas de islotes ahora habitados y en medio de aguas azules y una tarde totalmente soleada, hacen del ascenso un sacrificio que de verdad vale la pena.

Con el pecho henchido de regocijo, iniciamos el descenso, pero ay Dios, lo duro estaba por venir. Promediando la bajada, las rodillas comienzan a flaquear y las piernas tiemblan como gelatina. A lado y lado de los escalones, se observaban rostros desconsolados, y solo se oía decir: “No doy más”.

Cumplidos los dos objetivos del viaje, seis horas después de haber partido de Sabaneta, nos dedicamos a visitar artesanías entre las que se hallaban objetos relacionados con la piedra, tales como réplicas, fotografías y hasta copas de aguardiente, y cuyos precios oscilaban entre los $ 3.000 (1,5 dólares) y los $ 20.000 (10 dólares).

Otras actividades que se pueden realizar actualmente, son el Canopy cerca a la piedra y en el embalse el recorrido en lancha, jet Ski, bicicleta acuática y hasta en pequeños veleros.

Casi dos horas más tarde, terminábamos nuestro recorrido al sur del Valle del Aburrá.

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